16th July 2025
For the first time, the Inter-American Court rules on the climate emergency and human rights
18 min read
Image credit: Bruno Peres / Agência Brasil.
On July 3, 2025, the Inter-American Court of Human Rights issued Advisory Opinion OC-32/25: Climate Emergency and Human Rights, addressing for the first time the scope of State obligations in responding to the climate emergency from a human rights perspective.
The Opinion was requested by Chile and Colombia to clarify the obligations of States in addressing the impacts of climate change—both in relation to substantive rights, such as life, health, and housing, and procedural rights, including access to information, participation, and justice—as well as the principles of equality and non-discrimination.
This advisory opinion interprets the obligations of OAS Member States in the face of the impacts of climate change, particularly through the interpretation of the American Convention on Human Rights, the Protocol of San Salvador, and the American Declaration of the Rights and Duties of Man. It clarifies that the Opinion “must be considered in its entirety not only by the States Parties to these instruments, but also by all OAS Member States,” as they are bound by the obligations set forth in the American Declaration, the OAS Charter, and the Inter-American Democratic Charter.
The Court establishes that we are facing a climate emergency that requires urgent, effective, and rights-based actions for prevention, mitigation, adaptation, and reparation. And for the first time, it recognizes the right to a healthy climate as an autonomous human right.
This was one of the most participatory processes in the history of the Inter-American System: three public hearings in Brazil and Barbados, over 1,500 people involved, and hundreds of written and oral submissions from Indigenous peoples, environmental defenders, youth, civil society organizations, governments, and experts.
The Court’s Advisory Opinion:
One of the most significant contributions of the Opinion is its intersectional reading of climate vulnerability. The Court recognizes that climate change does not affect everyone equally and exacerbates existing structural inequalities.
The Opinion states that women and girls face increased risks of gender-based violence in the aftermath of disasters, and that climate change disproportionately affects their health, food security, and access to water. The Court recalls that “States have the obligation to prevent, investigate, and punish any act or practice of violence against women, including those that may arise in the context of climate-related disasters.”
It further notes that women environmental defenders face heightened risks, and that States have a reinforced duty to protect them. These risks are not only physical but also social and symbolic: many defenders face stigmatization, criminalization, and sexual violence as forms of repression.
The Court sets out clear obligations for States regarding women’s rights and the intersectional approach, including:
At Equality Now, we welcome Advisory Opinion OC-32/25 as a landmark step in international human rights law. Recognizing the right to a healthy climate, requiring the integration of gender and intersectional approaches in climate policies, and establishing differentiated obligations to protect the most affected groups are historic advances.
Still, the Opinion leaves room for further analysis. This foundational work must continue through feminist movements and civil society advocacy. For example, while the Court acknowledges that women and girls face a heightened risk of gender-based violence in the aftermath of disasters, it does not elaborate on what this entails or set out concrete prevention or redress measures. Other human rights bodies have already developed these.
While the Opinion provides general guidance for States on how to cooperate to guarantee the right to freedom of residence and movement in the context of climate-related mobility, it does not explore in depth the differentiated impacts faced by women in these situations, such as sexual violence or barriers to accessing sexual and reproductive health services. However, the Court does establish that States must ensure access to adequate housing in contexts of displacement and rights protection, without requiring formal property ownership. This is particularly important for many women who are not legally recognized as property owners but who nonetheless face heightened vulnerability.
Similarly, although the Opinion acknowledges differentiated impacts and the importance of traditional knowledge in climate adaptation, it does not fully reflect the role of coastal women in the Caribbean, whose knowledge is essential to community resilience. Alongside Indigenous and Afro-descendant women, there are also other rural women, including farmers and fishers, especially in the Caribbean, who hold critical knowledge in climate mitigation and adaptation and must also be heard.
We highlight these gaps as a reminder of the work ahead. OC-32/25 offers a powerful foundation to demand public policies that address the climate emergency through a feminist, intersectional, and place-based lens. We recognize it as a valuable advocacy tool to advance structural reforms that ensure the rights of women and girls.
This Advisory Opinion reminds us that there can be no climate justice without gender equality. It provides concrete tools to demand that States act with urgency and structural commitment.
El 3 de julio de 2025, la Corte Interamericana de Derechos Humanos notificó la Opinión Consultiva OC-32/25: Emergencia Climática y Derechos Humanos, pronunciándose por primera vez sobre el alcance de las obligaciones estatales para responder a la emergencia climática desde una perspectiva de derechos humanos.
La Opinión fue solicitada por Chile y Colombia para aclarar cuáles son las obligaciones de los Estados frente a los impactos del cambio climático, tanto en relación con derechos sustantivos como la vida, la salud o la vivienda, como en relación con derechos de procedimiento como el acceso a la información, la participación y la justicia; y los principios de igualdad y no discriminación.
Esta opinión consultiva interpreta cuáles son las obligaciones de los Estados miembros de la OEA frente a los impactos del cambio climático, particularmente a partir de la interpretación de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, el Protocolo de San Salvador y la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre. Aclara que la Opinión “debe ser considerada en su totalidad no solo por los Estados Parte de estos instrumentos, sino también por todos los Estados miembros de la OEA”, ya que están vinculados por las obligaciones establecidas en la Declaración Americana, la Carta de la OEA y la Carta Democrática Interamericana.
La Corte establece que enfrentamos una emergencia climática que requiere acciones urgentes, eficaces y basadas en los derechos humanos en materia de prevención, mitigación, adaptación y reparación. Y por primera vez, reconoce el derecho a un clima sano como un derecho humano autónomo.
La opinión consultiva sobre emergencia climática y derechos humanos es resultado de uno de los procesos más participativos en la historia del Sistema Interamericano: tres audiencias públicas en Brasil y Barbados, más de 1.500 personas involucradas, y cientos de contribuciones escritas y orales de pueblos indígenas, defensoras ambientales, jóvenes, organizaciones de la sociedad civil, gobiernos y especialistas.
Uno de los aportes más relevantes de la Opinión es su lectura interseccional de la vulnerabilidad climática. La Corte reconoce que el cambio climático no afecta a todas las personas por igual y que profundiza desigualdades estructurales ya existentes.
La Opinión establece que las mujeres y niñas enfrentan un mayor riesgo de violencia de género tras los desastres, y que el cambio climático impacta de forma desproporcionada en su salud, seguridad alimentaria y acceso al agua. La Corte recuerda que “los Estados tienen la obligación de prevenir, investigar y sancionar cualquier acción o práctica de violencia contra la mujer, incluidas aquellas que puedan presentarse en el marco de desastres climáticos”.
También afirma que las mujeres defensoras del ambiente enfrentan riesgos agravados, y que los Estados tienen una obligación doblemente reforzada de protegerlas. Reconoce también que estos riesgos no solo son físicos, sino también sociales y simbólicos: muchas defensoras enfrentan estigmatización, criminalización y violencia sexual como forma de represión.
Además, subraya el rol clave de las mujeres indígenas en la preservación de saberes tradicionales, esenciales para la resiliencia climática.
La Corte fija obligaciones claras para los Estados con relación a los derechos de las mujeres e interseccionalidad, incluyendo:
Desde Equality Now celebramos a la Opinión Consultiva OC-32/25 como un avance fundamental para el derecho internacional de los derechos humanos. Reconocer el derecho a un clima sano, exigir la incorporación del enfoque de género e interseccionalidad en las políticas climáticas, y establecer obligaciones diferenciadas para proteger a los grupos más afectados son pasos históricos.
Pero la OC también deja abiertos espacios que aunque establece una base importante para hacer otros análisis y debemos seguir impulsando desde la sociedad civil y los movimientos feministas. La Corte menciona, por ejemplo, que las mujeres y niñas enfrentan un mayor riesgo de violencia de género tras los desastres, pero no desarrolla en profundidad qué implica eso, ni articula medidas específicas de prevención o reparación, que han sido ya desarrolladas por otros organismos de derechos humanos.
Si bien la Opinión brinda orientaciones generales a los Estados sobre cómo cooperar para garantizar el derecho a la libertad de residencia y circulación en contextos de movilidad humana por razones climáticas, no profundiza en los impactos diferenciados que enfrentan las mujeres en estos contextos, como la violencia sexual o las barreras para acceder a servicios de salud sexual y reproductiva. No obstante, la Corte establece que los Estados deben garantizar el acceso a una vivienda adecuada en contextos de desplazamiento y protección de derechos, sin exigir la titularidad formal de la propiedad, lo cual resulta clave para muchas mujeres que no figuran legalmente como propietarias y, sin embargo, enfrentan condiciones de especial vulnerabilidad.
Del mismo modo, aunque la Opinión reconoce los impactos diferenciados y la importancia de los saberes tradicionales en la adaptación al cambio climático, no refleja plenamente el rol de las mujeres costeras del Caribe, cuyos conocimientos son fundamentales para la resiliencia comunitaria. Junto a las mujeres indígenas y afrodescendientes, también existen otras mujeres rurales que son agricultoras, y pescadoras —especialmente en el Caribe— con saberes clave en materia de mitigación y adaptación climática, que deben ser igualmente escuchadas. Esto lo señalamos como un recordatorio del trabajo que sigue: esta Opinión es una base poderosa para exigir políticas públicas para hacer frente a la emergencia climática con enfoque feminista, interseccional y territorial. Desde Equality Now, la reconocemos como una herramienta de incidencia relevante para avanzar en reformas estructurales que aseguren los derechos de las mujeres y las niñas. La OC-32/25 nos recuerda que no puede haber justicia climática sin igualdad de género, y ofrece herramientas concretas para exigir que los Estados actúen con urgencia y de manera estructural.
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